Por: Sarita Palacio, CEO de Duende
Decidimos creer en las historias
Ha sido largo el camino que Duende ha recorrido. Durante más de ocho años hemos dado muchas vueltas alrededor de esta ruta y nos hemos perdido con la buena suerte de volver a encontrarnos. De toda esta gran travesía tenemos un aprendizaje: el secreto está en las historias, en saber escucharlas, en entender cuándo son necesarias y en aprender a contarlas. Declaramos que queremos narrarlas para personas, marcas y propósitos, pero solo si aportan a la construcción de una mejor Historia, con H mayúscula.
Lo definimos así porque creemos en la publicidad y en la comunicación con espíritu, es decir, con esa que no está a favor de todo ni dispuesta a cualquier cosa, pues como reza nuestro credo: estamos convencidos de que el camino justifica el destino.
Creemos en las historias para aparecer en el radar de los públicos, para atraer, para convencer, para enamorar y para ganarnos ese tan ansiado «hasta que la muerte
los separe». Con varias historias, Dove nos enseñó que la belleza no es una, sino varias y de muchos tipos. La real es la que habita en cada una de las mujeres, no la que posee cetro y corona. Con una historia, Michelle Obama nos dijo que un pequeño niño afroamericano le dijo a su marido que eran iguales al enunciar una pregunta: «¿Es mi cabello igual al tuyo?».
Y, con una historia de más de 15 minutos, Lego nos dijo que su esencia no era solo una ficha de plástico, sino la historia de resiliencia de una familia que le apostó a crear una industria de juguetes precedidos por la estrategia.
¡Estamos hechos de historias! Fue así como Sherezade logró evitar la muerte a través de mil. Es por eso que hoy todos miramos los molinos de viento y pensamos en ese loco enamorado: el Quijote.
Decidimos, como especialistas en storytelling, entregar esta revista para compartir el poder de las historias a través de conocimientos, experiencias y casos de estudio.
Estamos saturados de publicidad vacía, sedientos de conexiones emocionales, sedientos de propósitos y causas, sedientos de poder ir más allá de lo que es evidente a los ojos.
La invitación, en este caso, no es solo a leer, sino a aportar al diálogo. «Somos lo que conversamos», me dijo alguna vez un amigo. Por ello, esta es la oportunidad para que nos sentemos y disfrutemos de este material que ha preparado con investigación y ahínco esta tribu para todos ustedes.