El círculo virtuoso de la creatividad - Con Carolina Chavate

El círculo virtuoso de la creatividad - Con Carolina Chavate

En la tercera sesión de El viaje de las historias, Carolina Chavate, escritora, podcaster y estudiosa de la creatividad, nos enseña a armonizar todo nuestro ser a favor del proceso creativo. 


La civilización se ha construido a partir de rituales. Las ceremonias políticas o religiosas han dotado de sentido a las sociedades y nos han hecho poner en escena nuestra identidad y lo que queremos ser. 


En un salón abierto, con vista a las olas que van y vienen en la orilla del mar, empezamos un ritual liderado por Carolina Chavate. ¿Qué invocaremos? Lo que Carolina se ha dedicado a estudiar por muchos años: la creatividad. 


Los rituales son performances, por esto, Carolina nos hace quitarnos los zapatos y las medias, caminar por el piso que se siente suave y afelpado en la planta de los pies, y hacer una serie de ejercicios que involucran nuestro cuerpo: chocar entre nosotros, mirarnos fijamente, examinarnos, estirar, respirar. Cuando nos volvemos a sentar, nos explica que, para desarrollar una creatividad consciente, hay que integrar la mente, el cuerpo y las emociones: “hay que dejar pasar los sistemas duales, sí o no, bueno o malo, blanco o negro. Las cosas pueden ser dos, tres, cuatro al mismo tiempo”. 


Para poder integrar las tres esferas necesarias para la creatividad, Carolina nos da algunas recomendaciones:


  • Estar más presentes amplía nuestro campo de posibilidades.
  • Aumentar nuestra capacidad de autorreflexión y así adaptarnos mejor.
  • Ser más libres: elegir conscientemente.
  • Conocer y mantener vivo el ciclo personal creativo.
  • Aterrizar todo proceso creativo en el propio cuerpo.


El ciclo de la experiencia


“Si la vida es un gran ciclo creativo lleno de días, cada día es un ciclo creativo lleno de miniciclos”. Con esta frase, Carolina introduce el ciclo de una idea creativa. Desde su gestación hasta su conclusión, cada creación atraviesa las siguientes fases: 


  • Sensación: el primer brote de una idea o un deseo.
  • Toma de consciencia: entender de qué se trata esa idea, preguntarse el por qué y el para qué.
  • Energización: el clímax del ciclo creativo. Se le empieza a dar forma a la idea, se planea cómo materializarla.
  • Acción: inicia el trabajo, se moviliza el ser en el mundo real para alcanzar su meta.
  • Contacto: se convive con la idea y su materialización, es lo que sucede mientras se trabaja por ella. 
  • Retirada: se deja ir la idea. No es necesariamente llegar al punto final, ya que un proceso creativo puede no tener fin, pero sí es el momento en el que se decide no trabajar más. 
  • Pero al igual que existe un ciclo de la experiencia, existe uno de la autointerrupción: acciones o pensamientos que no nos permiten avanzar en la creación.


  • Introyección: bloquear el pensamiento antes de la toma de consciencia, por ejemplo, a partir de creencias limitantes.
  • Proyección: entre la toma de consciencia y la energización, consiste en abandonar la idea por un miedo interno, pero adjudicándoselo a un factor externo, generalmente a otra persona.
  • Retroflexión: el autosabotaje que no permite llegar a la acción.
  • Deflexión: evadir la acción en medio de la realización, por ejemplo, no terminar o procrastinar. 
  • Confluencia: permanecer en el contacto, no dejar ir. No hay cierres ni límites.


  • El círculo virtuoso 


    El círculo virtuoso de la creatividad es una espiral ascendente, mientras que el ciclo de la autointerrupción es un círculo vicioso que no llega a nada. Para poder construir el primero, Carolina nos da tres recomendaciones: 


    • Conectar con nuestra historia es nuestro mayor poder.
    • Los grandes relatos tienen momentos de autorreflexión y de elección consciente.
    • Nuestros sentimientos, necesidades o sensaciones son el punto de partida para comprender lo que bloquea nuestro proceso creativo. 

    Aun así, a veces esas tres recomendaciones no son suficientes y debemos recurrir al botiquín de primeros auxilios creativos. Un acto de primeros auxilios es una acción sencilla, realizada en el instante preciso, de la manera adecuada. El botiquín que nos entrega Carolina está compuesto por tres elementos.


  • Ritual: son importantes los actos de presencia en los que nos conectamos con lo que nos rodea y visualizamos lo que queremos. Si el ritual es una práctica diaria, mucho mejor. 
  • Cultivar la presencia: una vez hemos establecido los rituales, hay que saber cultivarlos. Nuestra mente necesita de la belleza tanto como nuestro cuerpo necesita el movimiento. Algunas maneras de cultivar la presencia son escribir un diario, atravesarse en el camino de la belleza, encontrar nuevas diversidades y prestar atención a las palabras que nos decimos a nosotros mismos. 
  • Bienestar creativo: superponer sensaciones creativas unas encima de las otras, siempre teniendo en cuenta la integración de cuerpo, mente y emociones. 


  • Un proceso creativo autosostenible


    ¿Qué logramos al poner en práctica las recomendaciones y el botiquín que nos entrega Carolina? Un proceso creativo autosostenible. Ahora nuestras ideas podrán fluir con naturalidad y, si se encuentran con un obstáculo, tendremos las herramientas necesarias para superarlo. Mientras nos conozcamos bien a nosotros mismos —nuestro cuerpo, emociones y pensamientos— y estemos realmente presentes en todo lo que hagamos, no tenemos por qué tenerle miedo al bloqueo o a la hoja en blanco. 

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